Formación a lo largo de la vida: ¿idea o realidad, en el contexto de la formación para el trabajo?
1. Introducción.
Nadie duda, hoy día, de la necesidad de estar en una continua formación, una necesidad inapelable en una sociedad como la nuestra en constante cambio. Esta idea de la formación a lo largo de toda la vida es asumida en todos los ámbitos de la formación y, más concretamente, en la formación en y para el trabajo. De hecho, la importancia de la formación se deriva, a mi modo de ver, en su vinculación al crecimiento y mejora de las personas. Mejora que ha de ser entendida en un sentido global: su mejora como personas. Llevando las cosas a su extremo, carecería de sentido hablar de formación a lo largo de la vida si no es desde esta perspectiva de ir mejorando como personas. (Zabalza, 2000:169).
No podemos pensar que una persona pueda formarse para desarrollar un trabajo y que a lo largo de su vida personal y profesional no necesite mejorar, aumentar o adquirir nuevas competencias profesionales, culturales, sociales y personales porque así lo están demandando los entornos del mundo laboral. Se refuerza la idea que la formación trasciende la etapa escolar y académica y se convierte en un proceso que irá unido a la realización personal, social y profesional de las personas.
Estos contextos de trabajo cambian constantemente, sufriendo modificaciones importantes (globalización, nuevas tecnologías, nuevas formas de organización del trabajo, necesidades de cualificación, nuevos yacimientos de empleo) que repercuten, de manera muy directa, en las funciones y tareas de los trabajadores y en sus relaciones profesionales, personales y sociales. A estos trabajadores se les va a exigir nuevas competencias porque, entre otras razones, sus lugares de trabajo van a modificarse o bien van a desaparecer para generarse otros de nuevos.
Por esta razón, la formación para el trabajo, debe tomar como referencia este contexto cambiante que, una vez evaluado y analizado, va a permitir organizar procesos de formación para y en el trabajo mucho más pertinentes a la realidad actual. Una formación que además debe desarrollar capacidades críticas y reflexivas que mejoren la participación de estas personas en su entorno con el fin de contribuir a la transformación de la misma. Dos ejes son los que van a ser marcar la idea y el principio de aprendizaje a lo largo de la vida, aprender a aprender en la sociedad del conocimiento y aprender juntos a compartir juntos.
Este cambio acelerado del contexto hace que además la formación para el trabajo deba caracterizarse por la flexibilidad y polivalencia, teniendo, por supuesto, como referente máximo la formación a lo largo de la vida, desde una perspectiva global e integradora.
2. La idea de formación a lo largo de la vida.
Toda persona, cualquiera sea su edad, es un ser inacabado y, por lo tanto, está sujeto continuos e imprevisibles aprendizajes que, gracias a la formación a lo largo de la vida, irá integrando para mejorar su desarrollo personal y social. Esta educación a lo largo de toda la vida se convierte en una necesidad constante porque constantes son los cambios y distintos los contextos en los que las personas desarrollan sus competencias. Es posible que lo que aprendimos ayer no sea suficiente para participar en el mundo de hoy. Estos cambios son irremediables y exigen que las personas podamos contar con los conocimientos, las herramientas y los procedimientos y todos aquellos valores culturales para permitirnos la constante participación de todos y todas, al mismo tiempo que nos posibilite la capacidad de seguir aprendiendo. Es justamente esta capacidad la que propiciará acciones no sólo para la adaptación sino también para la transformación.
Siguiendo con esta idea, Gelpi ( 1998:125) justifica la necesidad de la Educación a lo largo de la vida porque considera que "la educación debería ser redefinida de manera permanente porque el contexto donde vive el hombre es por naturaleza una mutación continua. Las transformaciones radicales del mundo de la producción, la internalización de la sociedad contemporánea, la revolución de la información provocan nuevas demandas educativas, modelos innovadores de aprendizaje y también nuevas integraciones y exclusiones sociales" . En este sentido, debemos entender que la formación también ha de contribuir, necesariamente, a integrar a todas los personas y permitirles que participen activamente.
Concretando un poco más acerca del concepto, debemos aclarar que, al margen de las posibles confusiones que puedan existir, apostamos por una conceptualización de la formación a lo largo de la vida entendida como un proyecto global y como un referente al que debemos acercarnos. Para ello, nos interesa exponer cuales son las características de este proyecto y que consecuencias tienen las aportaciones que presentamos; aportaciones, por otro lado, que asumen los planteamientos que, hoy día, existen al respecto.
Muchas han sido las organizaciones que en los últimos años han abordado la temática de la formación a lo largo de la vida, la UNESCO, la OCDE, el Consejo de Europa, el Club de Roma, el grupo de los países desarrollados, donde en todos ellos se recomendaba la potenciación de la cultura del aprendizaje a lo largo de la vida en el año. Concretamente, la UNESCO expresa la idea de proyecto global a la formación a lo largo de la vida y, en ese sentido, la considera como una acción que afecta a todas las dimensiones de la persona.
Concretamente se considera que la formación a lo largo de la vida ha de entenderse, también, como:
- Un proyecto, el hombre es el agente de su propia formación por medio de la interrelación permanente de sus acciones y su reflexión.
- Un proceso que debe abarcar todas las dimensiones de la vida, todas las ramas del saber y todos los conocimientos prácticos que pueden adquirirse por todos los medios y contribuir a todas las formas de desarrollo de la personalidad.
- Una estrategia para formar a las personas en la búsqueda de sus propios recursos para el logro de un trabajo y aprendizaje más autónomo.
Por otra parte, la Comisión Europea, en Noviembre de 2001, hace referencia a los cuatro grandes objetivos que debe asumir lo que ellos llaman aprendizaje permanente, asumido éste como la actividad de aprendizaje realizada a lo largo de la vida con el objetivo de mejorar los conocimientos, las competencias y las aptitudes con una perspectiva personal, cívica, social o relacionada con el empleo (Comisión Europea, 2001: 16-17). Los objetivos hacen referencia a la realización personal, la promoción de una ciudadanía activa, la integración social y, por último, la adaptabilidad y empleabilidad del individuo.
Esta concepción de formación que debe considerar a las personas en todas sus dimensiones (personales, sociales, laborales, culturales) y en todos los momentos de su desarrollo (niñez, juventud, adultez y vejez) no puede reducirse sólo a la educación propia de las etapas de Educación del Sistema Educativo (situaciones formales), sino aquella que proviene de situaciones no formales y como no de las informales, en la que la constante interacción con el contexto, la participación y la reflexión contribuyen a ese desarrollo constante y global de las capacidades y competencias de las personas.
Laberge (1999) insiste también en la idea de que la formación a lo largo de la vida abarca todas las dimensiones de la vida y de la persona y en la que los aprendizajes provienen de diversas y variadas situaciones, experiencias y contexto. De ahí la importancia de recoger como idea fundamental para la conceptualización de la Educación Permanente la participación, durante todo el proceso de Educación, de todo lo formal, lo no formal y lo informal.
Se insiste en la idea de proyecto pero también hay que entenderla como una necesidad explícita o latente de toda persona. Los conocimientos que aprendemos en la escuela o durante nuestro periodo de educación formal no bastan para satisfacer las necesidades individuales y sociales que emanan de los contextos laborales, sociales y culturales. Los cambios son irremediables, imprevisibles y constantes a los que debemos hacer frente y donde la formación y, sobre todo, la reflexión constante podrá contribuir al desarrollo de las capacidades y competencias necesarias para mejorar nuestra participación es ese contexto de cambio. Y así lo reafirmaba el profesor Ferrández (2000:9) nada sería válido si las acciones de formación para la producción no sirven para que cada ciudadano sea un agente activo y actitudinalmente convencido de su papel como agente de cambio social mediante la participación.
Por otra parte, hay que destacar que la formación a lo largo de la vida ha de regirse por el principio de comprenhensividad , ha de ser una formación global, integradora y para todos no sólo para algunos. Ha de contribuir, también, a superar las injusticias y la exclusión mediante políticas activas en la que los programas sean de tal alcance que puedan llegar hasta los grupos más desfavorecidos y con carencias, no sólo en aspectos educativos sino también sociales. "El concepto de Educación Permanente puede contribuir a definir políticas, estrategias y acciones educativas capaces de contribuir a eliminar las injusticias educativas. El acceso de todos a una formación inicial de calidad, con opción a seguir los itinerarios lo más variados posibles de la formación inicial es el primer objetivo de políticas de Educación Permanente que prevén también una multiplicidad de espacio y tiempo educativo para permitir a los jóvenes y a los adultos un proceso permanente de aprendizaje permanente" . (Gelpi, 1998:125).
Estas políticas y estrategias educativas han de conseguir aumenta la población formada, con los conocimientos, procedimientos, recursos y herramientas y las valores y actitudes para participar y actuar en los contextos concretos. Esta integración de la cultura mediante nuevos planteamientos de formación puede generar la creación de nuevos valores culturales que aumenten y mejoren nuestra cultura.
En este sentido, la formación a lo largo de la vida ha de permitir generar nuevos valores culturales para la transformación de la sociedad para la que se exigirá, sin duda, la participación, libre y autónoma, de las personas en su entorno. La Educación Permanente debe facilitar ese desarrollo constante, pero siempre inacabado, de capacidades críticas que transforma la sociedad y mejoren la calidad de las personas y los grupos en el devenir de su existencia.
Intentado concretar las ideas expuestas podemos afirmar que la formación a lo largo de la vida ha de caracterizarse por ser:
- Un proyecto y una necesidad inapelable de toda persona.
- Un desarrollo de las personas en todas sus dimensiones , personales, laborales, sociales, culturales, afectivas.
- Una acción en la que se interviene permanentemente lo formal, lo no formal y lo informal.
- Una acción integral . Porque debe existir una interrelación de los programas y acciones educativas con la implicación de todas las instituciones y grupos sociales
- Una acción de todos y para todos no para algunos.
- Una acción con una intencionalidad clara de transformación y cambio.
- Cambios y repercusión
3. Los cambios del contexto y su repercusión en la realidad de la formación para el trabajo.
Los acelerados cambios sociales, culturales, económicos,... que está viviendo nuestra sociedad y su constante reconfiguración, inciden y afectan de forma ineludible e importante al mundo educativo ya que, como nos expone Tejada, "educarse hoy exige adaptarse cultural, social, laboral, profesional y personalmente al ritmo del cambio y su velocidad, cifrado en nuevas claves de concepciones culturales, de producción, de relaciones sociales, económicas e industriales..." (2002a:30)
Partiendo de esta subsidiariedad del contexto educativo, es importante conocer en que dirección apuntan los principales cambios sociales que se están produciendo para posteriormente poder determinar las repercusiones e implicaciones formativas concretas.
Algunos de los rasgos constitutivos (siguiendo algunas de las ideas de Tejada 1999 y 2002) de estos nuevos escenarios que se van sucediendo son:
a) La globalización:
Con sus repercusiones económicas, laborales, su tendencia a la homogeneización y uniformidad,... siendo "necesario articular frente al pensamiento único un pensamiento crítico" .
b) La revolución tecnológica :
La inmediatez , propiciada por las TIC al romper las barreras de espacio y tiempo, posibilitando la comunicación instantánea entre grandes distancias.
La información como "materia prima productiva" , cediendo espacio el trabajo manual frente el intelectual, con las implicaciones sociolaborales que conlleva.
" Desarrollo vertiginoso del sector tecnológico " , aportando interactividad entre usuarios, medios,... incremento de los lugares donde.
En este sentido, formar para trabajar y estar con las tecnologías debe considerarse ya desde la formación de base y, después, en la formación ocupacional inicial y, necesariamente, en la formación continua del trabajador. Esta formación para y en las nuevas tecnologías debe ser una parte integrante del currículo desde su primer momento, ya no sólo para saber usarlas, sino también para saber estar entre ellas, aspecto, quizás, no considerado suficientemente en la formación para el empleo
De hecho y como afirma Ferrández (1997b:46), "el trabajador formado en el saber estar entre las tecnologías está más dispuesto a recurrir a éstas como medio de fortalecer su autonomía y autorregulación del trabajo que quien carece de esa formación, una formación que debe basarse en la reflexión sobre el conocimiento del valor positivo o negativo de las nuevas tecnologías".
La metodología utilizada en los programas de formación ocupacional inicial y continua, en este mismo sentido, puede recurrir también a TIC como medios de aprendizaje, acercándolas a los alumnos y trabajadores para aprender sobre las tecnologías usando y actuando con ellas.
"La multiculturalidad y la perdida de significado del estado-nación", pudiendo traer como consecuencia el renacimiento de los nacionalismos, como reacción para conservar la propia identidad y como mecanismo de defensa frente la globalización; proponiendo la interculturalidad, como estrategia idónea para superar esta situación. De hecho, en este contexto multicultural cualquier propuesta de formación y empleo debería contemplan, bajo el principio de la integralidad, como hemos venido afirmando en la parte inicial de este capítulo, acciones de formación con espacios, tiempos y estrategias metodológicas para el intercambio y la relación intercultural, una relación simbiótica y sin exclusiones, ni discriminaciones. Si no es así, posiblemente la formación será un elemento más de exclusión y de diferenciación en función la clase social
Las nuevas formas organizativas. En nuestro contexto, existe una tendencia de las empresas a la reorganización de las estructuras de trabajo, en la que se intenta abandonar los modelos tayloristas porque no permiten, dada su rigidez, la adaptación a los cambios y variaciones de los mercados laborales. La empresa está apostando por la introducción de nuevas formas de organizar el trabajo que faciliten la flexibilización empresarial, la calidad y la productividad y la competitividad de las empresas. Otro aspecto importante es la progresiva subdivisión funcional dentro de la empresa, lo que conlleva subdivisión de redes de responsabilidad y de autogestión laboral. Como vemos estas nuevas formas obligan, de una u otra manera, al aprendizaje de nuevas formas de relación, de trabajo y al desarrollo de nuevas competencias.
Estas nuevas maneras de organización del trabajo también comportan cambios en la cultura de trabajo, en la consideración del trabajador, en la que cada vez es más autónomo en su forma de trabajar, lo que comportará, también, nuevas necesidades de cualificación. Estos cambios, a su vez, exigen que los programas de formación en y para la empresa se articulen bajo modelos que contemplen la flexibilidad. Asimismo, estas acciones de formación han de permitir la adquisición de competencias conceptuales, procedimentales y actitudinales, éstas últimas en relación con la responsabilidad, autonomía, autocontrol y flexibilidad. La combinación de estrategias en grupo y estrategias individualizadas y la secuenciación concéntrica, de situaciones recurrentes y emergentes, de los contenidos son elementos de reflexión para el diseño de los programas de formación en y para la empresa
La incertidumbre valorativa, hace referencia "a la perdida de referentes, o por el contrario, también por la multiplicidad de referentes específicos, igualmente legítimos, pero insuficientes desde la óptica global".
Fuente: Formación XXI - ¿Idea o realidad?
1. Introducción.
Nadie duda, hoy día, de la necesidad de estar en una continua formación, una necesidad inapelable en una sociedad como la nuestra en constante cambio. Esta idea de la formación a lo largo de toda la vida es asumida en todos los ámbitos de la formación y, más concretamente, en la formación en y para el trabajo. De hecho, la importancia de la formación se deriva, a mi modo de ver, en su vinculación al crecimiento y mejora de las personas. Mejora que ha de ser entendida en un sentido global: su mejora como personas. Llevando las cosas a su extremo, carecería de sentido hablar de formación a lo largo de la vida si no es desde esta perspectiva de ir mejorando como personas. (Zabalza, 2000:169).
No podemos pensar que una persona pueda formarse para desarrollar un trabajo y que a lo largo de su vida personal y profesional no necesite mejorar, aumentar o adquirir nuevas competencias profesionales, culturales, sociales y personales porque así lo están demandando los entornos del mundo laboral. Se refuerza la idea que la formación trasciende la etapa escolar y académica y se convierte en un proceso que irá unido a la realización personal, social y profesional de las personas.
Estos contextos de trabajo cambian constantemente, sufriendo modificaciones importantes (globalización, nuevas tecnologías, nuevas formas de organización del trabajo, necesidades de cualificación, nuevos yacimientos de empleo) que repercuten, de manera muy directa, en las funciones y tareas de los trabajadores y en sus relaciones profesionales, personales y sociales. A estos trabajadores se les va a exigir nuevas competencias porque, entre otras razones, sus lugares de trabajo van a modificarse o bien van a desaparecer para generarse otros de nuevos.
Por esta razón, la formación para el trabajo, debe tomar como referencia este contexto cambiante que, una vez evaluado y analizado, va a permitir organizar procesos de formación para y en el trabajo mucho más pertinentes a la realidad actual. Una formación que además debe desarrollar capacidades críticas y reflexivas que mejoren la participación de estas personas en su entorno con el fin de contribuir a la transformación de la misma. Dos ejes son los que van a ser marcar la idea y el principio de aprendizaje a lo largo de la vida, aprender a aprender en la sociedad del conocimiento y aprender juntos a compartir juntos.
Este cambio acelerado del contexto hace que además la formación para el trabajo deba caracterizarse por la flexibilidad y polivalencia, teniendo, por supuesto, como referente máximo la formación a lo largo de la vida, desde una perspectiva global e integradora.
2. La idea de formación a lo largo de la vida.
Toda persona, cualquiera sea su edad, es un ser inacabado y, por lo tanto, está sujeto continuos e imprevisibles aprendizajes que, gracias a la formación a lo largo de la vida, irá integrando para mejorar su desarrollo personal y social. Esta educación a lo largo de toda la vida se convierte en una necesidad constante porque constantes son los cambios y distintos los contextos en los que las personas desarrollan sus competencias. Es posible que lo que aprendimos ayer no sea suficiente para participar en el mundo de hoy. Estos cambios son irremediables y exigen que las personas podamos contar con los conocimientos, las herramientas y los procedimientos y todos aquellos valores culturales para permitirnos la constante participación de todos y todas, al mismo tiempo que nos posibilite la capacidad de seguir aprendiendo. Es justamente esta capacidad la que propiciará acciones no sólo para la adaptación sino también para la transformación.
Siguiendo con esta idea, Gelpi ( 1998:125) justifica la necesidad de la Educación a lo largo de la vida porque considera que "la educación debería ser redefinida de manera permanente porque el contexto donde vive el hombre es por naturaleza una mutación continua. Las transformaciones radicales del mundo de la producción, la internalización de la sociedad contemporánea, la revolución de la información provocan nuevas demandas educativas, modelos innovadores de aprendizaje y también nuevas integraciones y exclusiones sociales" . En este sentido, debemos entender que la formación también ha de contribuir, necesariamente, a integrar a todas los personas y permitirles que participen activamente.
Concretando un poco más acerca del concepto, debemos aclarar que, al margen de las posibles confusiones que puedan existir, apostamos por una conceptualización de la formación a lo largo de la vida entendida como un proyecto global y como un referente al que debemos acercarnos. Para ello, nos interesa exponer cuales son las características de este proyecto y que consecuencias tienen las aportaciones que presentamos; aportaciones, por otro lado, que asumen los planteamientos que, hoy día, existen al respecto.
Muchas han sido las organizaciones que en los últimos años han abordado la temática de la formación a lo largo de la vida, la UNESCO, la OCDE, el Consejo de Europa, el Club de Roma, el grupo de los países desarrollados, donde en todos ellos se recomendaba la potenciación de la cultura del aprendizaje a lo largo de la vida en el año. Concretamente, la UNESCO expresa la idea de proyecto global a la formación a lo largo de la vida y, en ese sentido, la considera como una acción que afecta a todas las dimensiones de la persona.
Concretamente se considera que la formación a lo largo de la vida ha de entenderse, también, como:
- Un proyecto, el hombre es el agente de su propia formación por medio de la interrelación permanente de sus acciones y su reflexión.
- Un proceso que debe abarcar todas las dimensiones de la vida, todas las ramas del saber y todos los conocimientos prácticos que pueden adquirirse por todos los medios y contribuir a todas las formas de desarrollo de la personalidad.
- Una estrategia para formar a las personas en la búsqueda de sus propios recursos para el logro de un trabajo y aprendizaje más autónomo.
Por otra parte, la Comisión Europea, en Noviembre de 2001, hace referencia a los cuatro grandes objetivos que debe asumir lo que ellos llaman aprendizaje permanente, asumido éste como la actividad de aprendizaje realizada a lo largo de la vida con el objetivo de mejorar los conocimientos, las competencias y las aptitudes con una perspectiva personal, cívica, social o relacionada con el empleo (Comisión Europea, 2001: 16-17). Los objetivos hacen referencia a la realización personal, la promoción de una ciudadanía activa, la integración social y, por último, la adaptabilidad y empleabilidad del individuo.
Esta concepción de formación que debe considerar a las personas en todas sus dimensiones (personales, sociales, laborales, culturales) y en todos los momentos de su desarrollo (niñez, juventud, adultez y vejez) no puede reducirse sólo a la educación propia de las etapas de Educación del Sistema Educativo (situaciones formales), sino aquella que proviene de situaciones no formales y como no de las informales, en la que la constante interacción con el contexto, la participación y la reflexión contribuyen a ese desarrollo constante y global de las capacidades y competencias de las personas.
Laberge (1999) insiste también en la idea de que la formación a lo largo de la vida abarca todas las dimensiones de la vida y de la persona y en la que los aprendizajes provienen de diversas y variadas situaciones, experiencias y contexto. De ahí la importancia de recoger como idea fundamental para la conceptualización de la Educación Permanente la participación, durante todo el proceso de Educación, de todo lo formal, lo no formal y lo informal.
Se insiste en la idea de proyecto pero también hay que entenderla como una necesidad explícita o latente de toda persona. Los conocimientos que aprendemos en la escuela o durante nuestro periodo de educación formal no bastan para satisfacer las necesidades individuales y sociales que emanan de los contextos laborales, sociales y culturales. Los cambios son irremediables, imprevisibles y constantes a los que debemos hacer frente y donde la formación y, sobre todo, la reflexión constante podrá contribuir al desarrollo de las capacidades y competencias necesarias para mejorar nuestra participación es ese contexto de cambio. Y así lo reafirmaba el profesor Ferrández (2000:9) nada sería válido si las acciones de formación para la producción no sirven para que cada ciudadano sea un agente activo y actitudinalmente convencido de su papel como agente de cambio social mediante la participación.
Por otra parte, hay que destacar que la formación a lo largo de la vida ha de regirse por el principio de comprenhensividad , ha de ser una formación global, integradora y para todos no sólo para algunos. Ha de contribuir, también, a superar las injusticias y la exclusión mediante políticas activas en la que los programas sean de tal alcance que puedan llegar hasta los grupos más desfavorecidos y con carencias, no sólo en aspectos educativos sino también sociales. "El concepto de Educación Permanente puede contribuir a definir políticas, estrategias y acciones educativas capaces de contribuir a eliminar las injusticias educativas. El acceso de todos a una formación inicial de calidad, con opción a seguir los itinerarios lo más variados posibles de la formación inicial es el primer objetivo de políticas de Educación Permanente que prevén también una multiplicidad de espacio y tiempo educativo para permitir a los jóvenes y a los adultos un proceso permanente de aprendizaje permanente" . (Gelpi, 1998:125).
Estas políticas y estrategias educativas han de conseguir aumenta la población formada, con los conocimientos, procedimientos, recursos y herramientas y las valores y actitudes para participar y actuar en los contextos concretos. Esta integración de la cultura mediante nuevos planteamientos de formación puede generar la creación de nuevos valores culturales que aumenten y mejoren nuestra cultura.
En este sentido, la formación a lo largo de la vida ha de permitir generar nuevos valores culturales para la transformación de la sociedad para la que se exigirá, sin duda, la participación, libre y autónoma, de las personas en su entorno. La Educación Permanente debe facilitar ese desarrollo constante, pero siempre inacabado, de capacidades críticas que transforma la sociedad y mejoren la calidad de las personas y los grupos en el devenir de su existencia.
Intentado concretar las ideas expuestas podemos afirmar que la formación a lo largo de la vida ha de caracterizarse por ser:
- Un proyecto y una necesidad inapelable de toda persona.
- Un desarrollo de las personas en todas sus dimensiones , personales, laborales, sociales, culturales, afectivas.
- Una acción en la que se interviene permanentemente lo formal, lo no formal y lo informal.
- Una acción integral . Porque debe existir una interrelación de los programas y acciones educativas con la implicación de todas las instituciones y grupos sociales
- Una acción de todos y para todos no para algunos.
- Una acción con una intencionalidad clara de transformación y cambio.
- Cambios y repercusión
3. Los cambios del contexto y su repercusión en la realidad de la formación para el trabajo.
Los acelerados cambios sociales, culturales, económicos,... que está viviendo nuestra sociedad y su constante reconfiguración, inciden y afectan de forma ineludible e importante al mundo educativo ya que, como nos expone Tejada, "educarse hoy exige adaptarse cultural, social, laboral, profesional y personalmente al ritmo del cambio y su velocidad, cifrado en nuevas claves de concepciones culturales, de producción, de relaciones sociales, económicas e industriales..." (2002a:30)
Partiendo de esta subsidiariedad del contexto educativo, es importante conocer en que dirección apuntan los principales cambios sociales que se están produciendo para posteriormente poder determinar las repercusiones e implicaciones formativas concretas.
Algunos de los rasgos constitutivos (siguiendo algunas de las ideas de Tejada 1999 y 2002) de estos nuevos escenarios que se van sucediendo son:
a) La globalización:
Con sus repercusiones económicas, laborales, su tendencia a la homogeneización y uniformidad,... siendo "necesario articular frente al pensamiento único un pensamiento crítico" .
b) La revolución tecnológica :
La inmediatez , propiciada por las TIC al romper las barreras de espacio y tiempo, posibilitando la comunicación instantánea entre grandes distancias.
La información como "materia prima productiva" , cediendo espacio el trabajo manual frente el intelectual, con las implicaciones sociolaborales que conlleva.
" Desarrollo vertiginoso del sector tecnológico " , aportando interactividad entre usuarios, medios,... incremento de los lugares donde.
En este sentido, formar para trabajar y estar con las tecnologías debe considerarse ya desde la formación de base y, después, en la formación ocupacional inicial y, necesariamente, en la formación continua del trabajador. Esta formación para y en las nuevas tecnologías debe ser una parte integrante del currículo desde su primer momento, ya no sólo para saber usarlas, sino también para saber estar entre ellas, aspecto, quizás, no considerado suficientemente en la formación para el empleo
De hecho y como afirma Ferrández (1997b:46), "el trabajador formado en el saber estar entre las tecnologías está más dispuesto a recurrir a éstas como medio de fortalecer su autonomía y autorregulación del trabajo que quien carece de esa formación, una formación que debe basarse en la reflexión sobre el conocimiento del valor positivo o negativo de las nuevas tecnologías".
La metodología utilizada en los programas de formación ocupacional inicial y continua, en este mismo sentido, puede recurrir también a TIC como medios de aprendizaje, acercándolas a los alumnos y trabajadores para aprender sobre las tecnologías usando y actuando con ellas.
"La multiculturalidad y la perdida de significado del estado-nación", pudiendo traer como consecuencia el renacimiento de los nacionalismos, como reacción para conservar la propia identidad y como mecanismo de defensa frente la globalización; proponiendo la interculturalidad, como estrategia idónea para superar esta situación. De hecho, en este contexto multicultural cualquier propuesta de formación y empleo debería contemplan, bajo el principio de la integralidad, como hemos venido afirmando en la parte inicial de este capítulo, acciones de formación con espacios, tiempos y estrategias metodológicas para el intercambio y la relación intercultural, una relación simbiótica y sin exclusiones, ni discriminaciones. Si no es así, posiblemente la formación será un elemento más de exclusión y de diferenciación en función la clase social
Las nuevas formas organizativas. En nuestro contexto, existe una tendencia de las empresas a la reorganización de las estructuras de trabajo, en la que se intenta abandonar los modelos tayloristas porque no permiten, dada su rigidez, la adaptación a los cambios y variaciones de los mercados laborales. La empresa está apostando por la introducción de nuevas formas de organizar el trabajo que faciliten la flexibilización empresarial, la calidad y la productividad y la competitividad de las empresas. Otro aspecto importante es la progresiva subdivisión funcional dentro de la empresa, lo que conlleva subdivisión de redes de responsabilidad y de autogestión laboral. Como vemos estas nuevas formas obligan, de una u otra manera, al aprendizaje de nuevas formas de relación, de trabajo y al desarrollo de nuevas competencias.
Estas nuevas maneras de organización del trabajo también comportan cambios en la cultura de trabajo, en la consideración del trabajador, en la que cada vez es más autónomo en su forma de trabajar, lo que comportará, también, nuevas necesidades de cualificación. Estos cambios, a su vez, exigen que los programas de formación en y para la empresa se articulen bajo modelos que contemplen la flexibilidad. Asimismo, estas acciones de formación han de permitir la adquisición de competencias conceptuales, procedimentales y actitudinales, éstas últimas en relación con la responsabilidad, autonomía, autocontrol y flexibilidad. La combinación de estrategias en grupo y estrategias individualizadas y la secuenciación concéntrica, de situaciones recurrentes y emergentes, de los contenidos son elementos de reflexión para el diseño de los programas de formación en y para la empresa
La incertidumbre valorativa, hace referencia "a la perdida de referentes, o por el contrario, también por la multiplicidad de referentes específicos, igualmente legítimos, pero insuficientes desde la óptica global".
Fuente: Formación XXI - ¿Idea o realidad?
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