Seleccionamos un fragmento de esta obra, la más reconocida del pedagogo anarquista español, publicada en 1908, un año antes de ser ejecutado tras haber sido declarado culpable de una revuelta anticlerical.
En agosto de 1901, Francisco Ferrer Guardia (1859-1909) fundó la Escuela Moderna. Su objetivo era educar a los niños y niñas a partir de la ideología libertaria que él pregonaba: “educar a la clase trabajadora de una manera racionalista, secular y no coercitiva”, resumía en uno de artículos. Sobre su funcionamiento, Ferrer Guardia afirmaba lo siguiente: “Los niños y las niñas tendrán una insólita libertad, se realizarán ejercicios, juegos y esparcimientos al aire libre, se insistirá en el equilibrio con el entorno natural y con el medio, en la higiene personal y social, desaparecerán los exámenes y los premios y los castigos. Se hace especial atención al tema de la enseñanza de la higiene y al cuidado de la salud. Los alumnos visitarán centros de trabajo —las fábricas textiles de Sabadell, especialmente— y harán excursiones de exploración. Las redacciones y los comentarios de estas vivencias por parte de sus mismos protagonistas se convertirán en uno de los ejes del aprendizaje. Y esto se hará extensivo a las familias de los alumnos, mediante la organización de conferencias y charlas dominicales”.
La experiencia de la Escuela moderna inspiró a la corriente racionalista, a tal punto que se suele denominar a estas instituciones escuelas ferreristas. Una de las dificultades que enfrentó su iniciativa fue la de encontrar maestros adecuados para implementar una pedagogía que no tuviera un pronunciado carácter coercitivo. El problema iba solucionándose a medida que el trabajo avanzaba debido a que el ideal que orientaba el proyecto fue seguido a rajatabla, como un faro que les permitía orientarse en caso de que las cosas pudieran desviarse del camino proyectado; este ideal no sólo era orientador para Ferrer Guardia, sino también para esos mismos maestros que se estaban formando en una nueva pedagogía, incluso para los estudiantes que muchas veces eran quienes alertaban en caso de producirse alguna acción coercitiva.
La Escuela moderna funcionó hasta 1906, cuando fue clausurada. Las presiones de la Iglesia y la acusación que sufrió Ferrer Guardia de complicidad en el intento de asesinato de Alfonso XIII -perpetrado por Mateo Morral, militante anarquista- jugaron un papel central en este hecho. Luego de estos sucesos se trasladó a Francia y Bélgica; en este último país fundó la Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia. En 1909, mientras estaba en Barcelona, estalló la revuelta anticlerical conocida como Semana Trágica. Ferrer Guardia fue acusado de instigador, y sin pruebas contundentes lo declararon culpable condenándolo a la pena de muerte; días después fue fusilado.
A continuación ofrecemos a nuestros lectores el “Programa” de la Escuela Moderna –publicado en el libro homónimo en 1908-, donde Francisco Ferrer Guardia enuncia los principios rectores de una pedagogía libertaria.
Programa.
“La misión de la Escuela Moderna consiste en hacer que los niños y niñas que se le confíen lleguen a ser personas instruídas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio.
Para ello, sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las ciencias naturales.
Excitará, desarrollará y dirigirá las aptitudes propias de cada alumno, a fin de que con la totalidad del propio valer individual no sólo sea un miembro útil a la sociedad, sino que, como consecuencia, eleve proporcionalmente el valor de la colectividad.
Enseñará los verdaderos deberes sociales, de conformidad con la justa máxima: No hay deberes sin derechos; no hay derechos sin deberes.
En vista del buen éxito que la enseñanza mixta obtiene en el extranjero, y, principalmente, para realizar el propósito de la Escuela Moderna, encaminado a preparar una humanidad verdaderamente fraternal, sin categoría de sexos ni clases, se aceptarán niños de ambos sexos desde la edad de cinco años.
Para completar su obra, la Escuela Moderna se abrirá las mañanas de los domingos, consagrando la clase al estudio de los sufrimientos humanos durante el curso general de la historia y al recuerdo de los hombres eminentes en las ciencias, en las artes o en las luchas por el progreso.
A estas clases podrán concurrir las familias de los alumnos.
Deseando que la labor intelectual de la Escuela Moderna sea fructífera en lo porvenir, además de las condiciones higiénicas que hemos procurado dar al local y sus dependencias, se establece una inspección médica a la entrada del alumno, de cuyas observaciones, si se cree necesario, se dará conocimiento a la familia para los efectos oportunos, y luego otra periódica, al objeto de evitar la propagación de enfermedades contagiosas durante las horas de vida escolar.”
En agosto de 1901, Francisco Ferrer Guardia (1859-1909) fundó la Escuela Moderna. Su objetivo era educar a los niños y niñas a partir de la ideología libertaria que él pregonaba: “educar a la clase trabajadora de una manera racionalista, secular y no coercitiva”, resumía en uno de artículos. Sobre su funcionamiento, Ferrer Guardia afirmaba lo siguiente: “Los niños y las niñas tendrán una insólita libertad, se realizarán ejercicios, juegos y esparcimientos al aire libre, se insistirá en el equilibrio con el entorno natural y con el medio, en la higiene personal y social, desaparecerán los exámenes y los premios y los castigos. Se hace especial atención al tema de la enseñanza de la higiene y al cuidado de la salud. Los alumnos visitarán centros de trabajo —las fábricas textiles de Sabadell, especialmente— y harán excursiones de exploración. Las redacciones y los comentarios de estas vivencias por parte de sus mismos protagonistas se convertirán en uno de los ejes del aprendizaje. Y esto se hará extensivo a las familias de los alumnos, mediante la organización de conferencias y charlas dominicales”.
La experiencia de la Escuela moderna inspiró a la corriente racionalista, a tal punto que se suele denominar a estas instituciones escuelas ferreristas. Una de las dificultades que enfrentó su iniciativa fue la de encontrar maestros adecuados para implementar una pedagogía que no tuviera un pronunciado carácter coercitivo. El problema iba solucionándose a medida que el trabajo avanzaba debido a que el ideal que orientaba el proyecto fue seguido a rajatabla, como un faro que les permitía orientarse en caso de que las cosas pudieran desviarse del camino proyectado; este ideal no sólo era orientador para Ferrer Guardia, sino también para esos mismos maestros que se estaban formando en una nueva pedagogía, incluso para los estudiantes que muchas veces eran quienes alertaban en caso de producirse alguna acción coercitiva.
La Escuela moderna funcionó hasta 1906, cuando fue clausurada. Las presiones de la Iglesia y la acusación que sufrió Ferrer Guardia de complicidad en el intento de asesinato de Alfonso XIII -perpetrado por Mateo Morral, militante anarquista- jugaron un papel central en este hecho. Luego de estos sucesos se trasladó a Francia y Bélgica; en este último país fundó la Liga Internacional para la Educación Racional de la Infancia. En 1909, mientras estaba en Barcelona, estalló la revuelta anticlerical conocida como Semana Trágica. Ferrer Guardia fue acusado de instigador, y sin pruebas contundentes lo declararon culpable condenándolo a la pena de muerte; días después fue fusilado.
A continuación ofrecemos a nuestros lectores el “Programa” de la Escuela Moderna –publicado en el libro homónimo en 1908-, donde Francisco Ferrer Guardia enuncia los principios rectores de una pedagogía libertaria.
Programa.
“La misión de la Escuela Moderna consiste en hacer que los niños y niñas que se le confíen lleguen a ser personas instruídas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio.
Para ello, sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las ciencias naturales.
Excitará, desarrollará y dirigirá las aptitudes propias de cada alumno, a fin de que con la totalidad del propio valer individual no sólo sea un miembro útil a la sociedad, sino que, como consecuencia, eleve proporcionalmente el valor de la colectividad.
Enseñará los verdaderos deberes sociales, de conformidad con la justa máxima: No hay deberes sin derechos; no hay derechos sin deberes.
En vista del buen éxito que la enseñanza mixta obtiene en el extranjero, y, principalmente, para realizar el propósito de la Escuela Moderna, encaminado a preparar una humanidad verdaderamente fraternal, sin categoría de sexos ni clases, se aceptarán niños de ambos sexos desde la edad de cinco años.
Para completar su obra, la Escuela Moderna se abrirá las mañanas de los domingos, consagrando la clase al estudio de los sufrimientos humanos durante el curso general de la historia y al recuerdo de los hombres eminentes en las ciencias, en las artes o en las luchas por el progreso.
A estas clases podrán concurrir las familias de los alumnos.
Deseando que la labor intelectual de la Escuela Moderna sea fructífera en lo porvenir, además de las condiciones higiénicas que hemos procurado dar al local y sus dependencias, se establece una inspección médica a la entrada del alumno, de cuyas observaciones, si se cree necesario, se dará conocimiento a la familia para los efectos oportunos, y luego otra periódica, al objeto de evitar la propagación de enfermedades contagiosas durante las horas de vida escolar.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario