Los estudios sobre calidad de la enseñanza y eficacia en el aula ponen de manifiesto que un requisito indispensable para enseñar es conseguir un clima de aula y centro que permita a los alumnos y alumnas centrarse en el aprendizaje. Todo el tiempo que se emplea en enseñarles desde pequeños a comportarse de manera constructiva y solidaria y a organizarse socialmente es un tiempo ganado, afirma en el prólogo Elena Martín (de la Universidad Autónoma).
La autora Isabel Fernández aboga por una toma de conciencia de la necesidad de incluir el desarrollo de habilidades socio-personales como objetivo educativo que favorezca la convivencia en el centro escolar como preparación del alumnado para la vida en sociedad.
Isabel Fernández aboga por enfocar el problema de la conflictividad escolar como algo interactivo y sistémico y no sólo personal de los alumnos, proponiendo un modelo de intervención netamente pedagógico. La organización escolar, el proceso de elaboración del Reglamento de Régimen Interior, la incursión curricular de los sentimientos y el desarrollo socio-personal, la educación en valores, la atención individualizada a los agentes en conflicto y los sistemas de participación son los principales ámbitos de actuación.
En la segunda parte del libro, a través del análisis de los distintos ámbitos de actuación se ofrecen unas estrategias de intervención de ayuda para reflexionar sobre la práctica educativa.
Esta información se completa con anexos en los que se recogen instituciones y organismos relacionados con el tema, así como cuestionarios para abordar y detectar diferentes problemáticas.
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