¿Qué son y para que sirven las Comunidades de Aprendizaje?
El proyecto de Comunidades de Aprendizaje es un proyecto de cambio en la práctica educativa para responder de forma igualitaria a los retos y necesidades que plantean la transformación de sociedad industrial en sociedad informacional y todas las demás transformaciones sociales que se están produciendo en la sociedad actual.
El reto que tiene planteada la Unión Europea en estos momentos es de lograr que todas las personas y colectivos de nuestros territorios se conviertan en protagonistas activos de esas transformaciones. Y uno de los aspectos más unánimemente considerado como básico para responder a este reto es la educación.
Sin embargo, junto a todos estos cambios miramos a la escuela y podemos ver que básicamente ha cambiado muy poco, exceptuando en algunos aspectos en la etapa de Educación Infantil y algunas experiencias en Educación Primaria. Se sigue considerando como elemento básico de referencia un profesor o profesora con un grupo, al que tiene que trasladar una serie de conocimientos con metodologías más o menos activas, contenidos determinados por nivel o ciclo que se pueden flexibilizar más o menos en función de las características individuales o del contexto del centro, y cuyo nivel de asimilación se comprueba en las diferentes evaluaciones, donde el alumno tiene que “volcar” todo lo que ha retenido, memorizado y en el mejor de los casos construido.
En esta dinámica y ante los problemas que van surgiendo de fracaso escolar y de convivencia no se suele pensar que hay que cambiar la escuela. En general, se tiende a considerar que el problema es del alumno o alumna o de su familia, de su entorno. Esto, a menudo, lleva a adoptar medidas más o menos segregadoras, como pueden ser sacarles del aula para compensar sus deficiencias, organizar agrupaciones flexibles y/o elaborar adaptaciones curriculares individualizadas eliminando contenidos complejos y necesarios, con lo que de antemano se renuncia a alcanzar los objetivos de la etapa aunque dicho alumno o alumna no tenga ninguna discapacidad. En el extremo, más referido a Educación Secundaria Obligatoria, se suele proponer agrupar a quienes tienen más dificultades, sacándoles del aula ordinaria y si es posible del centro.
Continuamente constatamos que este tipo de medidas no mejora la situación y en algunos casos la agrava. El fracaso escolar sigue siendo alto, y en esas cifras nos encontramos con un porcentaje muy alto de alumnado de medio desfavorecido. Para muchas personas esto e inevitable. Consideran que la escuela poco tiene que hacer, que es el precio que hay que pagar por hacer extensiva a toda la población la escolarización y que la escuela no puede hacer otra cosa que reproducir las desigualdades que se dan en la sociedad.
Sin embargo, teorías, análisis y proyectos educativos desarrollados en distintas partes del mundo, nos demuestran que la escuela sí tiene un importante papel en proporcionar a todas las personas las capacidades que se requieren para no quedar excluido, para integrarse social y laboralmente. La escuela es parte del sector informacional. En ella se trabaja con información, con conocimiento, se selecciona, se procesa, se aplica... De hecho uno de lo sectores que mayor éxito escolar obtienen son los hijos e hijas de familias donde uno o los dos progenitores están relacionados profesionalmente con el ámbito educativo. Para que la escuela actual proporcione dichas capacidades a todo el alumnado tiene que transformarse.
Las Comunidades de Aprendizaje surge como respuesta a esas necesidades y retos de la educación del siglo XXI.
Estas se pueden resumir en:
• Superación de las desigualdades:
Es necesaria una apuesta por la igualdad educativa en la sociedad de la información para combatir las situaciones de desigualdad y los procesos de exclusión social en que se encuentran muchas personas, invirtiendo así la tendencia al fracaso del alumnado perteneciente a familias donde ninguno de sus miembros tiene estudios superiores.
• Proporcionar a todas las personas una educación de calidad que responda a las necesidades actuales:
La escuela es un espacio donde todas las personas pasan unos años por lo que se puede considerar el espacio clave para desarrollar las capacidades, los instrumentos que permitan a todas y todos enfrentarse a las nuevas situaciones dentro de la sociedad informacional. Algunas de estas capacidades son:
- Procesamiento, selección y creación/aplicación de la información.
- Flexibilidad, trabajo en equipo, toma de decisión, autonomía.
• Proporcionar a todas las personas la capacidad de diálogo y crítica para la construcción de una sociedad, igualitaria, intercultural y solidaria:
La escuela es un espacio de socialización clave para desarrollar dicha capacidad diálogo. El diálogo entre distintos grupos, entre distintas culturas, a través del diálogo de los distintos agentes que forman parte de la comunidad: alumnado, profesorado, familias, personal no docente, asociaciones, educadores...
Para responder a todas estas necesidades la escuela no puede actuar sola. Cada vez más investigaciones y estudios nos informan de que el aprendizaje no se produce únicamente a través de la relación del profesor-alumno o en la interacción entre el alumnado. En cada uno de los contextos en que vive el alumno o alumna (familia, barrio, escuela...) se produce aprendizaje. Para que la relación entre los distintos aprendizajes sea de suma y no de resta, es decir, para que se dé aprendizaje es necesario que haya una continuidad, una correlación entre los diversos contextos. Esta continuidad se da en mayor medida cuando la cultura escolar y la familiar coinciden, aunque no haya diálogo entre la familia y la escuela. Sin embargo para que se dé cuando la cultura escolar y familiar son diferentes es necesario una acción intencional en ese sentido, donde se potencie el diálogo y la colaboración.
Por otro lado, el sistema educativo tiene que superar una tendencia a la dualización fruto de planteamientos compensatorios o de tratamientos de la diversidad que se olvidan de que detrás de alguna de esas diversidades o además de ellas hay desigualdad social. En este sentido cuando se propone que hay que tener en cuenta el entorno y adaptarse a él lo que se está proponiendo es mantener la desigualdad. Nos encontramos por un lado con centros en los que se trabajan, en mayor o menor medida, el esfuerzo y algunas o todas las capacidades ya descritas y que se orientan a que el alumnado complete estudios superiores.
En el otro extremo nos encontramos con centros orientados a que su alumnado o parte del mismo, aprenda unos contenidos mínimos, hábitos de convivencia y los recursos que necesitan para su entorno. Se parte en estos casos de la idea de que no tiene posibilidades ni interés de alcanzar unos determinados niveles educativos. Así toman fuerza los dobles discursos: organizamos una educación para los hijos e hijas de los demás, mientras que aseguramos otra distinta para los nuestros.
Lo que se propone no es la adaptación al contexto, sino por el contrario la transformación del mismo, tal como proponía Vygotsky (1979) y como proponen teorías sociales (Habermas, 1987, 1998) y educativas (Freire, 1997). Es necesario tener en cuenta la diversidad en lo que tiene de riqueza, en lo positivo o como punto de partida, pero es necesario transformar todo lo que supone desigualdad procurando el enriquecimiento de todos y todas.
Principios básicos del proyecto.
Este proyecto quiere despertar las ilusiones por aprender y enseñar, ya que la situación actual no satisface a nadie y todos y todas queremos que ningún niño o niña se sienta marginado o etiquetado por su cultura, estatus, género o capacidad, que los centros educativos ofrezcan una educación de calidad, que el profesorado sea más autónomo para innovar, experimentar y aprender en las aulas, que las familias y la comunidad se sientan partícipes en la educación integral de sus hijos e hijas y a su vez se transforme el contexto siendo más enriquecedor para todos y todas.
La escuela como parte del sector informacional puede trabajar para que todos y todas adquieran los instrumentos necesarios y para el cambio contribuyendo en la disminución de las desigualdades, fomentando la participación crítica y activa de todos los agentes de la comunidad y la relación dialógica entre estos agentes entendidos como iguales y a la vez respetando e incluyendo la diferencia.
Para diseñar la escuela que queremos y evitar dobles discursos se plantea hacer la escuela que quisiéramos para nuestros hijos. Esto supone que en la reflexión del profesorado y de otros agentes sobre qué tipo de escuela queremos diseñar, se toma como referencia lo que quisiera para sus hijos e hijas y no lo que definiría desde distintos planteamientos ideológicos, pedagógicos o desde diferentes lecturas de la realidad.
Es necesaria que las metas sean compartidas. Si se aprende en los diversos contextos y se aprende más o menos en función de que esos contextos estén más o menos coordinados y/o haya una continuidad entre ellos, será recomendable y en las situaciones a las que estamos refiriéndonos imprescindible, el que los objetivos de aprendizaje están compartidos entre todos los miembros de la comunidad y que todos los esfuerzos vayan en la misma dirección, todos juntos para conseguir una misma meta.
Esta participación puede llegar hasta el aula donde no siempre es un profesor o profesora quien trabaja sólo con un grupo, si no varios adultos (voluntariado...) coordinados por él o ella entre los que se establece un diálogo y con el alumnado en el que todos y todas se enriquecen mutuamente y se va produciendo la transformación del entorno.
En la medida en que se vaya consiguiendo mayor participación de personas de distintas culturas como iguales con un alto nivel de compromiso y negociación a través de un diálogo igualitario, se puede hablar de estar en camino de promover una verdadera educación intercultural.
Todas las personas somos capaces de desarrollar al máximo nuestras capacidades y por tanto creamos un clima de altas expectativas, referidas tanto al alumnado, al profesorado, familias y comunidad todos y todas tiene muchos talentos que tenemos que descubrir para que reviertan en la comunidad.
Los alumnos y alumnas tienen mayor capacidad de la que normalmente aplican. Se pasa de un planteamiento compensatorio a uno enriquecedor, basado en las capacidades comunicativas y de acción que todas las personas tenemos. Más que centrarse en los déficit se centra en las posibilidades. Se establecen objetivos máximos en lugar de mínimos y se ponen todos los medios para alcanzarlos.
En general, el profesorado, sea más tradicional o más progresista coinciden en un interés común y es que el alumnado tenga éxito que aprenda. Basándose en esta premisa, y en los intereses o capacidades que tiene cada persona se le asigna el papel más adecuado.
Todas las familias coinciden en querer lo mejor para sus hijos e hijas. Este tendría que ser el punto de partida del diálogo con ellas y buscar nuevas fórmulas desde las que plantearlo: comisiones, hora del café, tertulia... Un diálogo que es la base de una formación mutua pues enriquece al profesorado con nuevos elementos que no conocía, y además le hace reflexionar sobre temas que daba por supuesto ante la necesidad de explicarlos y argumentarlos. Por otro lado enriquece a las familias al centrar la reflexión en los procesos educativos, en las relaciones educativas y en contenidos de aprendizajes instrumentales y culturales. Además, no sólo se forma el profesorado sino que se proporciona también a los familiares, voluntariado y al resto de los agentes la formación que van demandando, pudiendo utilizar para ello las instalaciones y recursos del centro (aulas de informática, sala de tertulia...)
Lo central es el aprendizaje. Entre todos y todas se buscan fórmulas alternativas para que todos los niños y niñas puedan desarrollar al máximo sus capacidades. Se pide un esfuerzo por parte del alumnado, se propicia un entorno estimulante de aprendizaje, que se esté todo el tiempo trabajando en el aula y en el centro incluso ampliando el horario escolar.
Para ello si es necesario se cuenta con la participación de la comunidad, voluntariado (tanto en el aula para que los alumnos y alumnas estén atendidos todo el tiempo, como en horario extraescolar con actividades variadas y enriquecedoras tanto para el alumnado, las familias, una biblioteca tutorizada abierta en un horario amplio, un comedor escolar educativo...) Se plantean aprendizajes potentes, complejos, importantes o básicos como son el procesamiento y selección de información, el trabajo en equipo, los proyectos, las lenguas... Se intenta proporcionar los mejores recursos, las mejores metodologías, las mejores prácticas educativas, los mejores recursos: grupos interactivos, conexión a Internet...
Se amplia el horario de aprendizaje para lo que se organizan bibliotecas tutorizadas donde hay profesorado y también familiares y voluntariado, el comedor se transforma en comedor educativo, las actividades extraescolares son enriquecedoras se potencia la participación de todos y todas, se abren las puertas del centro más temprano por la mañana...
La inclusión social.
Aunque el problema de la exclusión social sobrepasa el ámbito educativo, la escuela es un elemento que puede contribuir a perpetuarla, a través del fracaso escolar del alumnado de medio desfavorecido, o puede ayudar a superarla. Para ello no es suficiente centrarse exclusivamente en el alumnado, como sucede con la mayoría de los intentos que se han hecho hasta ahora, sino que hay que incidir en los demás contextos, es necesario enriquecer el entorno y formarnos todos y todas.
La reflexión, el diálogo y la participación de todos los agentes producen un enriquecimiento mutuo. Enriquece al profesorado con nuevos elementos que no conocía y le ayuda a superar prejuicios y expectativas negativas, además de hacerle reflexionar sobre temas que daba por supuesto ante la necesidad de explicarlos y argumentarlos. Enriquece a las familias al centrar la reflexión en los procesos educativos, en las relaciones educativas y en contenidos de aprendizaje instrumental y cultural y les ayuda a confiar en sus potencialidades. Mejora su autoestima con respecto a su capacidad para implicarse en todo lo relacionado con lo escolar y se convierten en aliados de los procesos de aprendizaje de sus hijos e hijas.
Además, no sólo se programa formación para el profesorado sino que se proporciona también a los familiares, voluntariado y al resto de los agentes, la formación que van demandando, pudiendo utilizar para ello las instalaciones y recursos del centro (aulas de informática, sala de tertulia literaria, aula de alfabetización...)
Aunque una de las prioridades sea el alumnado de medio desfavorecido, no se plantea para este alumnado un modelo de educación diferente al del resto como es en el caso de la educación compensatoria, sino que se plantea intervenir en el medio desfavorecido con los mejores elementos que se conocen en educación, optimizando los recursos al máximo. Por ello no es un modelo válido únicamente para un tipo de centros. Sin embargo, al contrario de lo que sucede habitualmente, será más importante garantizar buenos recursos y procesos de enseñanza aprendizaje en los centros con alumnado más desfavorecido que en otros centros porque a menudo sólo pueden acceder a dichos recursos si se los proporciona la escuela. Otros grupos sociales tienen otras vías para conseguirlos como pueden ser clases particulares, el ordenador o la biblioteca en casa, estancias en Inglaterra, etc.
Teniendo en cuenta esta realidad en las Comunidades de Aprendizaje se abre la escuela más tiempo, se priorizan contenidos relacionado con las lenguas y las nuevas tecnologías, se potencia que todo el tiempo escolar se dé aprendizaje y para ello si es necesario en un aula puede haber más de una persona adulta, el tiempo de comedor y las actividades extraescolares responden a los mismos principios y también son tiempo de aprendizaje, se procura la formación de las familias para que estas puedan acceder a dichos conocimientos aumentando su formación y potenciando la de sus hijos e hijas.
Por otro lado ayuda a romper estereotipos y bajas expectativas tanto del propio grupo como del resto, lo que contribuye a mejorar su autoestima y reducir la desconfianza ante otros grupos sociales, rompiendo barreras. Habitualmente, el desconocimiento lleva a menudo a procesos de guetización y en escuelas en las que aumenta el alumnado de medio desfavorecido o de minorías en situación de marginación se produce una huida del alumnado de niveles sociales medios, bien por miedo a conflictos o a que la calidad de los aprendizajes de dicha escuela disminuyan.
Si el proceso de guetización no está ya muy avanzado, a través de un proyecto como Comunidades de Aprendizaje el proceso se puede invertir o parar; incluso en casos donde el entorno se está regenerando es posible cambiarlo.
Esto es así por varios factores:
- Al participar las familias en la escuela se va dando un conocimiento por parte de unas familias y otras disminuyendo los prejuicios y las desconfianzas.
- Al conocer la escuela por dentro y poder incidir en ella las familias tienen la garantía de que los niveles de aprendizaje no van a bajar y siempre se van a buscar los elementos o recursos más novedosos y ellas son las primeras en que pueden colaborar a ello.
- Al buscar la colaboración de la comunidad, de asociaciones,... se buscan los recursos y apoyos necesarios para sacar adelante la escuela, para darla a conocer a posibles nuevos clientes, etc.
También es un elemento de gran importancia el conseguir la ayuda de las distintas entidades, empresas, asociaciones... para potenciar una mejor imagen del centro conseguida con el esfuerzo de todos y todas.
Desde los planteamientos de Comunidades de Aprendizaje, apoyados en diferentes investigaciones y basándose en los principios de no rebajar sino enriquecer, y queremos para todos los niños y niñas la misma escuela que queremos para nuestros hijos e hijas.
El proyecto de Comunidades de Aprendizaje es un proyecto de cambio en la práctica educativa para responder de forma igualitaria a los retos y necesidades que plantean la transformación de sociedad industrial en sociedad informacional y todas las demás transformaciones sociales que se están produciendo en la sociedad actual.
El reto que tiene planteada la Unión Europea en estos momentos es de lograr que todas las personas y colectivos de nuestros territorios se conviertan en protagonistas activos de esas transformaciones. Y uno de los aspectos más unánimemente considerado como básico para responder a este reto es la educación.
Sin embargo, junto a todos estos cambios miramos a la escuela y podemos ver que básicamente ha cambiado muy poco, exceptuando en algunos aspectos en la etapa de Educación Infantil y algunas experiencias en Educación Primaria. Se sigue considerando como elemento básico de referencia un profesor o profesora con un grupo, al que tiene que trasladar una serie de conocimientos con metodologías más o menos activas, contenidos determinados por nivel o ciclo que se pueden flexibilizar más o menos en función de las características individuales o del contexto del centro, y cuyo nivel de asimilación se comprueba en las diferentes evaluaciones, donde el alumno tiene que “volcar” todo lo que ha retenido, memorizado y en el mejor de los casos construido.
En esta dinámica y ante los problemas que van surgiendo de fracaso escolar y de convivencia no se suele pensar que hay que cambiar la escuela. En general, se tiende a considerar que el problema es del alumno o alumna o de su familia, de su entorno. Esto, a menudo, lleva a adoptar medidas más o menos segregadoras, como pueden ser sacarles del aula para compensar sus deficiencias, organizar agrupaciones flexibles y/o elaborar adaptaciones curriculares individualizadas eliminando contenidos complejos y necesarios, con lo que de antemano se renuncia a alcanzar los objetivos de la etapa aunque dicho alumno o alumna no tenga ninguna discapacidad. En el extremo, más referido a Educación Secundaria Obligatoria, se suele proponer agrupar a quienes tienen más dificultades, sacándoles del aula ordinaria y si es posible del centro.
Continuamente constatamos que este tipo de medidas no mejora la situación y en algunos casos la agrava. El fracaso escolar sigue siendo alto, y en esas cifras nos encontramos con un porcentaje muy alto de alumnado de medio desfavorecido. Para muchas personas esto e inevitable. Consideran que la escuela poco tiene que hacer, que es el precio que hay que pagar por hacer extensiva a toda la población la escolarización y que la escuela no puede hacer otra cosa que reproducir las desigualdades que se dan en la sociedad.
Sin embargo, teorías, análisis y proyectos educativos desarrollados en distintas partes del mundo, nos demuestran que la escuela sí tiene un importante papel en proporcionar a todas las personas las capacidades que se requieren para no quedar excluido, para integrarse social y laboralmente. La escuela es parte del sector informacional. En ella se trabaja con información, con conocimiento, se selecciona, se procesa, se aplica... De hecho uno de lo sectores que mayor éxito escolar obtienen son los hijos e hijas de familias donde uno o los dos progenitores están relacionados profesionalmente con el ámbito educativo. Para que la escuela actual proporcione dichas capacidades a todo el alumnado tiene que transformarse.
Las Comunidades de Aprendizaje surge como respuesta a esas necesidades y retos de la educación del siglo XXI.
Estas se pueden resumir en:
• Superación de las desigualdades:
Es necesaria una apuesta por la igualdad educativa en la sociedad de la información para combatir las situaciones de desigualdad y los procesos de exclusión social en que se encuentran muchas personas, invirtiendo así la tendencia al fracaso del alumnado perteneciente a familias donde ninguno de sus miembros tiene estudios superiores.
• Proporcionar a todas las personas una educación de calidad que responda a las necesidades actuales:
La escuela es un espacio donde todas las personas pasan unos años por lo que se puede considerar el espacio clave para desarrollar las capacidades, los instrumentos que permitan a todas y todos enfrentarse a las nuevas situaciones dentro de la sociedad informacional. Algunas de estas capacidades son:
- Procesamiento, selección y creación/aplicación de la información.
- Flexibilidad, trabajo en equipo, toma de decisión, autonomía.
• Proporcionar a todas las personas la capacidad de diálogo y crítica para la construcción de una sociedad, igualitaria, intercultural y solidaria:
La escuela es un espacio de socialización clave para desarrollar dicha capacidad diálogo. El diálogo entre distintos grupos, entre distintas culturas, a través del diálogo de los distintos agentes que forman parte de la comunidad: alumnado, profesorado, familias, personal no docente, asociaciones, educadores...
Para responder a todas estas necesidades la escuela no puede actuar sola. Cada vez más investigaciones y estudios nos informan de que el aprendizaje no se produce únicamente a través de la relación del profesor-alumno o en la interacción entre el alumnado. En cada uno de los contextos en que vive el alumno o alumna (familia, barrio, escuela...) se produce aprendizaje. Para que la relación entre los distintos aprendizajes sea de suma y no de resta, es decir, para que se dé aprendizaje es necesario que haya una continuidad, una correlación entre los diversos contextos. Esta continuidad se da en mayor medida cuando la cultura escolar y la familiar coinciden, aunque no haya diálogo entre la familia y la escuela. Sin embargo para que se dé cuando la cultura escolar y familiar son diferentes es necesario una acción intencional en ese sentido, donde se potencie el diálogo y la colaboración.
Por otro lado, el sistema educativo tiene que superar una tendencia a la dualización fruto de planteamientos compensatorios o de tratamientos de la diversidad que se olvidan de que detrás de alguna de esas diversidades o además de ellas hay desigualdad social. En este sentido cuando se propone que hay que tener en cuenta el entorno y adaptarse a él lo que se está proponiendo es mantener la desigualdad. Nos encontramos por un lado con centros en los que se trabajan, en mayor o menor medida, el esfuerzo y algunas o todas las capacidades ya descritas y que se orientan a que el alumnado complete estudios superiores.
En el otro extremo nos encontramos con centros orientados a que su alumnado o parte del mismo, aprenda unos contenidos mínimos, hábitos de convivencia y los recursos que necesitan para su entorno. Se parte en estos casos de la idea de que no tiene posibilidades ni interés de alcanzar unos determinados niveles educativos. Así toman fuerza los dobles discursos: organizamos una educación para los hijos e hijas de los demás, mientras que aseguramos otra distinta para los nuestros.
Lo que se propone no es la adaptación al contexto, sino por el contrario la transformación del mismo, tal como proponía Vygotsky (1979) y como proponen teorías sociales (Habermas, 1987, 1998) y educativas (Freire, 1997). Es necesario tener en cuenta la diversidad en lo que tiene de riqueza, en lo positivo o como punto de partida, pero es necesario transformar todo lo que supone desigualdad procurando el enriquecimiento de todos y todas.
Principios básicos del proyecto.
Este proyecto quiere despertar las ilusiones por aprender y enseñar, ya que la situación actual no satisface a nadie y todos y todas queremos que ningún niño o niña se sienta marginado o etiquetado por su cultura, estatus, género o capacidad, que los centros educativos ofrezcan una educación de calidad, que el profesorado sea más autónomo para innovar, experimentar y aprender en las aulas, que las familias y la comunidad se sientan partícipes en la educación integral de sus hijos e hijas y a su vez se transforme el contexto siendo más enriquecedor para todos y todas.
La escuela como parte del sector informacional puede trabajar para que todos y todas adquieran los instrumentos necesarios y para el cambio contribuyendo en la disminución de las desigualdades, fomentando la participación crítica y activa de todos los agentes de la comunidad y la relación dialógica entre estos agentes entendidos como iguales y a la vez respetando e incluyendo la diferencia.
Para diseñar la escuela que queremos y evitar dobles discursos se plantea hacer la escuela que quisiéramos para nuestros hijos. Esto supone que en la reflexión del profesorado y de otros agentes sobre qué tipo de escuela queremos diseñar, se toma como referencia lo que quisiera para sus hijos e hijas y no lo que definiría desde distintos planteamientos ideológicos, pedagógicos o desde diferentes lecturas de la realidad.
Es necesaria que las metas sean compartidas. Si se aprende en los diversos contextos y se aprende más o menos en función de que esos contextos estén más o menos coordinados y/o haya una continuidad entre ellos, será recomendable y en las situaciones a las que estamos refiriéndonos imprescindible, el que los objetivos de aprendizaje están compartidos entre todos los miembros de la comunidad y que todos los esfuerzos vayan en la misma dirección, todos juntos para conseguir una misma meta.
Esta participación puede llegar hasta el aula donde no siempre es un profesor o profesora quien trabaja sólo con un grupo, si no varios adultos (voluntariado...) coordinados por él o ella entre los que se establece un diálogo y con el alumnado en el que todos y todas se enriquecen mutuamente y se va produciendo la transformación del entorno.
En la medida en que se vaya consiguiendo mayor participación de personas de distintas culturas como iguales con un alto nivel de compromiso y negociación a través de un diálogo igualitario, se puede hablar de estar en camino de promover una verdadera educación intercultural.
Todas las personas somos capaces de desarrollar al máximo nuestras capacidades y por tanto creamos un clima de altas expectativas, referidas tanto al alumnado, al profesorado, familias y comunidad todos y todas tiene muchos talentos que tenemos que descubrir para que reviertan en la comunidad.
Los alumnos y alumnas tienen mayor capacidad de la que normalmente aplican. Se pasa de un planteamiento compensatorio a uno enriquecedor, basado en las capacidades comunicativas y de acción que todas las personas tenemos. Más que centrarse en los déficit se centra en las posibilidades. Se establecen objetivos máximos en lugar de mínimos y se ponen todos los medios para alcanzarlos.
En general, el profesorado, sea más tradicional o más progresista coinciden en un interés común y es que el alumnado tenga éxito que aprenda. Basándose en esta premisa, y en los intereses o capacidades que tiene cada persona se le asigna el papel más adecuado.
Todas las familias coinciden en querer lo mejor para sus hijos e hijas. Este tendría que ser el punto de partida del diálogo con ellas y buscar nuevas fórmulas desde las que plantearlo: comisiones, hora del café, tertulia... Un diálogo que es la base de una formación mutua pues enriquece al profesorado con nuevos elementos que no conocía, y además le hace reflexionar sobre temas que daba por supuesto ante la necesidad de explicarlos y argumentarlos. Por otro lado enriquece a las familias al centrar la reflexión en los procesos educativos, en las relaciones educativas y en contenidos de aprendizajes instrumentales y culturales. Además, no sólo se forma el profesorado sino que se proporciona también a los familiares, voluntariado y al resto de los agentes la formación que van demandando, pudiendo utilizar para ello las instalaciones y recursos del centro (aulas de informática, sala de tertulia...)
Lo central es el aprendizaje. Entre todos y todas se buscan fórmulas alternativas para que todos los niños y niñas puedan desarrollar al máximo sus capacidades. Se pide un esfuerzo por parte del alumnado, se propicia un entorno estimulante de aprendizaje, que se esté todo el tiempo trabajando en el aula y en el centro incluso ampliando el horario escolar.
Para ello si es necesario se cuenta con la participación de la comunidad, voluntariado (tanto en el aula para que los alumnos y alumnas estén atendidos todo el tiempo, como en horario extraescolar con actividades variadas y enriquecedoras tanto para el alumnado, las familias, una biblioteca tutorizada abierta en un horario amplio, un comedor escolar educativo...) Se plantean aprendizajes potentes, complejos, importantes o básicos como son el procesamiento y selección de información, el trabajo en equipo, los proyectos, las lenguas... Se intenta proporcionar los mejores recursos, las mejores metodologías, las mejores prácticas educativas, los mejores recursos: grupos interactivos, conexión a Internet...
Se amplia el horario de aprendizaje para lo que se organizan bibliotecas tutorizadas donde hay profesorado y también familiares y voluntariado, el comedor se transforma en comedor educativo, las actividades extraescolares son enriquecedoras se potencia la participación de todos y todas, se abren las puertas del centro más temprano por la mañana...
La inclusión social.
Aunque el problema de la exclusión social sobrepasa el ámbito educativo, la escuela es un elemento que puede contribuir a perpetuarla, a través del fracaso escolar del alumnado de medio desfavorecido, o puede ayudar a superarla. Para ello no es suficiente centrarse exclusivamente en el alumnado, como sucede con la mayoría de los intentos que se han hecho hasta ahora, sino que hay que incidir en los demás contextos, es necesario enriquecer el entorno y formarnos todos y todas.
La reflexión, el diálogo y la participación de todos los agentes producen un enriquecimiento mutuo. Enriquece al profesorado con nuevos elementos que no conocía y le ayuda a superar prejuicios y expectativas negativas, además de hacerle reflexionar sobre temas que daba por supuesto ante la necesidad de explicarlos y argumentarlos. Enriquece a las familias al centrar la reflexión en los procesos educativos, en las relaciones educativas y en contenidos de aprendizaje instrumental y cultural y les ayuda a confiar en sus potencialidades. Mejora su autoestima con respecto a su capacidad para implicarse en todo lo relacionado con lo escolar y se convierten en aliados de los procesos de aprendizaje de sus hijos e hijas.
Además, no sólo se programa formación para el profesorado sino que se proporciona también a los familiares, voluntariado y al resto de los agentes, la formación que van demandando, pudiendo utilizar para ello las instalaciones y recursos del centro (aulas de informática, sala de tertulia literaria, aula de alfabetización...)
Aunque una de las prioridades sea el alumnado de medio desfavorecido, no se plantea para este alumnado un modelo de educación diferente al del resto como es en el caso de la educación compensatoria, sino que se plantea intervenir en el medio desfavorecido con los mejores elementos que se conocen en educación, optimizando los recursos al máximo. Por ello no es un modelo válido únicamente para un tipo de centros. Sin embargo, al contrario de lo que sucede habitualmente, será más importante garantizar buenos recursos y procesos de enseñanza aprendizaje en los centros con alumnado más desfavorecido que en otros centros porque a menudo sólo pueden acceder a dichos recursos si se los proporciona la escuela. Otros grupos sociales tienen otras vías para conseguirlos como pueden ser clases particulares, el ordenador o la biblioteca en casa, estancias en Inglaterra, etc.
Teniendo en cuenta esta realidad en las Comunidades de Aprendizaje se abre la escuela más tiempo, se priorizan contenidos relacionado con las lenguas y las nuevas tecnologías, se potencia que todo el tiempo escolar se dé aprendizaje y para ello si es necesario en un aula puede haber más de una persona adulta, el tiempo de comedor y las actividades extraescolares responden a los mismos principios y también son tiempo de aprendizaje, se procura la formación de las familias para que estas puedan acceder a dichos conocimientos aumentando su formación y potenciando la de sus hijos e hijas.
Por otro lado ayuda a romper estereotipos y bajas expectativas tanto del propio grupo como del resto, lo que contribuye a mejorar su autoestima y reducir la desconfianza ante otros grupos sociales, rompiendo barreras. Habitualmente, el desconocimiento lleva a menudo a procesos de guetización y en escuelas en las que aumenta el alumnado de medio desfavorecido o de minorías en situación de marginación se produce una huida del alumnado de niveles sociales medios, bien por miedo a conflictos o a que la calidad de los aprendizajes de dicha escuela disminuyan.
Si el proceso de guetización no está ya muy avanzado, a través de un proyecto como Comunidades de Aprendizaje el proceso se puede invertir o parar; incluso en casos donde el entorno se está regenerando es posible cambiarlo.
Esto es así por varios factores:
- Al participar las familias en la escuela se va dando un conocimiento por parte de unas familias y otras disminuyendo los prejuicios y las desconfianzas.
- Al conocer la escuela por dentro y poder incidir en ella las familias tienen la garantía de que los niveles de aprendizaje no van a bajar y siempre se van a buscar los elementos o recursos más novedosos y ellas son las primeras en que pueden colaborar a ello.
- Al buscar la colaboración de la comunidad, de asociaciones,... se buscan los recursos y apoyos necesarios para sacar adelante la escuela, para darla a conocer a posibles nuevos clientes, etc.
También es un elemento de gran importancia el conseguir la ayuda de las distintas entidades, empresas, asociaciones... para potenciar una mejor imagen del centro conseguida con el esfuerzo de todos y todas.
Desde los planteamientos de Comunidades de Aprendizaje, apoyados en diferentes investigaciones y basándose en los principios de no rebajar sino enriquecer, y queremos para todos los niños y niñas la misma escuela que queremos para nuestros hijos e hijas.
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