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2 sept 2009

Paul Goodman. La des-educación obligatoria

Paul Goodman (1911-1972) fue una de las figuras más reconocidas de la intelectualidad norteamericana durante la década del sesenta. Poeta y escritor anarquista, se destacó por su activismo político y sus severas críticas al sistema educativo. Fue, junto a Fritz y Laura Perls, uno de los impulsores más importantes de la corriente Gestalt aplicada a la psicología; su libro Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la personalidad humana, es considerado como una de las obras fundadoras del movimiento.

En cuanto a sus ideas educativas, Goodman fue un entusiasta impulsor de planteos radicales para la reforma del sistema escolar. En 1960, luego de ser rechazado por varias editoriales, logró publicar Creciendo en el absurdo, un libro que fue considerado por los movimientos contraculturales juveniles como un baluarte de la rebeldía anti institucional. Allí, Goodman propone que la educación de los jóvenes debe estar destinada a la formación de sujetos cuya preocupación fundamental sea la de servir a los demás.


Cuatro años más tarde editó Compulsory Miseducation –la des-educación obligatoria, sería una posible traducción-, obra enteramente dedicada a la enseñanza. Además de las críticas al sistema educativo, Goodman ofrece en este libro una serie de propuestas para transformar la educación. Prescindir del edificio escolar en algunas clases, recurrir a distintos especialistas sin que necesariamente lo sean en temas educativos, que la asistencia a clase no sea obligatoria, enviar a los niños a las explotaciones agrícolas, etc., eran algunas de ellas.

Una parte del libro estaba dedicada exclusivamente a la enseñanza universitaria. Sus ideas principales para este nivel de enseñanza eran: dejar pasar dos años entre la graduación del nivel medio y el ingreso a la universidad, y suprimir el sistema de calificaciones. La primera tenía como objetivo que los alumnos adquirieran un nivel de madurez que les permitiera recibir la educación universitaria con alguna otra motivación que “conseguir una nota”. La segunda, reemplazar ese sistema por una serie de test para orientar mejor el sistema de enseñanza.

Paul Goodman falleció de un infarto en 1972, quienes lo conocían aseguraron que nunca pudo recuperarse de la muerte de su hijo en un accidente. Sus críticas a la educación norteamericana expresaron sus profundos desacuerdos con esa sociedad y sus tendencias destructivas que el paso del tiempo no hicieron más que confirmar.

A continuación ofrecemos un fragmento de Compulsory Miseducation, más precisamente de su capítulo 1, “La trampa universal”.

Fragmento.

“… La educación es una función natural de la comunidad y ocurre inevitablemente, ya que los jóvenes crecen a partir de los mas viejos, realizan sus actividades y crecen para formar parte (u oponerse) a sus instituciones; los mayores motivan, enseñan, entrenan, explotan y abusan de los más jóvenes. Incluso el ignorar a los jóvenes, excepto físicamente, tiene un efecto educacional - no el peor posible.

La educación formal es un auxiliar razonable a este proceso inevitable, sabiendo que una actividad se aprende mejor individualizándola o poniendo especial atención a través de una persona especial que la enseñe. Pero de ninguna manera eso quiere decir que el complicado artefacto del sistema escolar tenga mucho que ver con la educación, y por cierto no con la buena educación.

Mantengamos en mente el cómo un gran sistema escolar puede no tener nada que ver con la educación. El sistema escolar de Nueva York utiliza $700 millones anualmente, sin incluir mejoras de capital. Hay 750 escuelas, de las que quizás 15 son reemplazadas anualmente a un costo extra de 2 a 5 millones de dólares cada una. Hay 40 mil empleados pagados. Esto corresponde a una situación donde hay intereses creados, y es muy probable que - como mucho de nuestra economía y casi toda nuestra estructura política, de la cual las escuelas públicas son una parte - sigue adelante por su propio beneficio, manteniendo a mas de un millones de personas ocupadas, desechando recursos, ocupando tiempo y espacio en los cuales algo más podría suceder. Es un gran mercado para los fabricantes de libros, empresas de construcción de edificios y escuelas de graduados en educación.

El diseño fundamental de tal sistema es antiguo, incluso no ha sido alterado a pesar de que la operación actual es en su conjunto diferente en escala de lo que fue, y por lo tanto debe tener un significado diferente. Por ejemplo, en 1900, 6 por ciento de la población de 17 años se graduaba de secundaria, y menos del ½ por ciento iban al “collage”; mientras que en 1963, 65 por ciento se graduaban de secundaria y 35 por ciento iban a algo llamado “college”. De la misma manera, hay una gran diferencia entre la escolarización intermitente en la vida de una granja o en una ciudad llena de pequeños trabajos, y la escolaridad que es la única ocupación “seria” del niño y a menudo su único contacto con adultos. Así, quizás una institución pasada de moda se ha transformado en la única forma que se permite de crecer. Con este impedimento para hacer otras cosas antes hay una creciente intensificación de nuestra estrecha experiencia, por ejemplo los requerimientos entregados por las escuelas de graduados en relación a la estructura del currículo y del sistema de evaluación son alejados espacial y temporalmente de la realidad. Así como nuestra sociedad americana como un todo está más y más fuertemente organizada, así su sistema escolar está más y más bajo control como parte de esta organización.

En el plan organizacional, las escuelas juegan un rol educativo y uno no-educativo. El rol no-educativo es muy importante. En los grados más bajos, las escuelas son un servicio de guardería durante un período de colapso de la familia a la antigua y durante un tiempo de urbanización extrema y de movilidad urbana. En los grados inferiores y superiores de la secundaria, ellos son un brazo de la policía, dándole a ella y a los campos de concentración una parte en el presupuesto bajo la rúbrica de “consejo escolar”. El rol educativo es, en su conjunto, proveer - a costa del publico y de los padres - entrenamiento para los aprendices de las corporaciones, el gobierno y la misma profesión de profesor, y también para entrenar a los jóvenes, como el Comisionado de Educación de Nueva York ha dicho (en el caso Worley), “a manipular constructivamente sus problemas de ajuste a la autoridad”.

Las escuelas públicas de América han verdaderamente sido una fuerza poderosa y benéfica para la democratización de una gran y mezclada población. Pero debemos ser cuidadosos de seguir evaluándolas cuando, con condiciones cambiantes, se transforman en una trampa universal y la democracia comienza a parecer un exceso de disciplina.”

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