En general es recomendable usar el humor, sin abusar, para mantener el interés de los alumnos y evitar que la atención decaiga.
Sobre todo para resolver situaciones difíciles. Una de las maneras de contestar a un alumno que hace un comentario que intenta poner en evidencia o ridiculizar al profesor consiste en contar una anécdota divertida que tenga que ver con el tema que se está exponiendo y ayude a clarificarlo. De esta forma, se quita hierro al asunto al mismo tiempo que se resuelve la situación planteada.
De todas formas, vale la pena considerar las siguientes prevenciones:
- Cada profesor debe encontrar el tipo de humor que más encaja con su personalidad para evitar fracasos y situaciones embarazosas.
- Debe tenerse mucha precaución con aquellos comentarios relacionados con la política, razas, religión, deporte, etc. que puedan herir la sensibilidad de los asistentes.
- El humor, tanto en cuanto a la temática como en cuanto al sentido, varía considerablemente de un país a otro.
Oriol Amat, Aprender a Enseñar.
Para finalizar os dejo, con un monólogo, sobre la Educación del genial Andreu Buenafuente .
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