La empatía es distinta a la simpatía o a la antipatía. Se la podría definir como la facultad de ponerse en la piel de alguien.
Esta facultad es de gran ayuda para el profesor ya que permite:
- Identificar las necesidades y perfil de los alumnos.
- Escoger los métodos más adecuados.
- Formarse una idea en cada momento en relación a lo que piensan los alumnos.
- Ayudar a los alumnos a conseguir sus objetivos.
La empatia facilita la adaptación requerida para cada tipo de audiencia. No se puede explicar lo mismo, y de idéntica forma, a distintas clases de alumnos. Existen profesores que sólo son exitosos con determinados tipos de colectivos. En cambio, no conectan adecuadamente con otros grupos a causa de una deficiente adaptación.
Un caso algo habitual es el de aquellos profesores que funcionan perfectamente en asignaturas de licenciaturas o diplomaturas universitarias y que en cambio tienen problemas importantes cuando intervienen en programas de post-grado.
Normalmente, una de las causas es que tratan al participante, que suele ser un directivo de edad comprendida entre los treinta y cincuenta años, como a un alumno de veinte años. Estas situaciones denotan que el profesor debe adquirir más empatia y adquirir aquellas habilidades pedagógicas que lo hagan efectivo en relación con un determinado programa. En caso contrario, deberá renunciar a dar clases a aquellos grupos a los que no se adapta adecuadamente.
Oriol Amat, "Aprender a enseñar".
Esta facultad es de gran ayuda para el profesor ya que permite:
- Identificar las necesidades y perfil de los alumnos.
- Escoger los métodos más adecuados.
- Formarse una idea en cada momento en relación a lo que piensan los alumnos.
- Ayudar a los alumnos a conseguir sus objetivos.
La empatia facilita la adaptación requerida para cada tipo de audiencia. No se puede explicar lo mismo, y de idéntica forma, a distintas clases de alumnos. Existen profesores que sólo son exitosos con determinados tipos de colectivos. En cambio, no conectan adecuadamente con otros grupos a causa de una deficiente adaptación.
Un caso algo habitual es el de aquellos profesores que funcionan perfectamente en asignaturas de licenciaturas o diplomaturas universitarias y que en cambio tienen problemas importantes cuando intervienen en programas de post-grado.
Normalmente, una de las causas es que tratan al participante, que suele ser un directivo de edad comprendida entre los treinta y cincuenta años, como a un alumno de veinte años. Estas situaciones denotan que el profesor debe adquirir más empatia y adquirir aquellas habilidades pedagógicas que lo hagan efectivo en relación con un determinado programa. En caso contrario, deberá renunciar a dar clases a aquellos grupos a los que no se adapta adecuadamente.
Oriol Amat, "Aprender a enseñar".
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